Es muy común escuchar a las personas quejarse sobre todas las tareas que tienen pendientes, objetivos personales que sienten que no pueden alcanzar, o simplemente se lamentan por la realidad que los rodea, sin parecer tener motivación.
En la mayoría de los casos nos quedamos esperando a que llegue una energía mágica que espontáneamente cambie nuestra realidad, o nos de el calambrazo que necesitamos para movernos hacía nuestras metas. Pero mientras esperamos ese momento permanecemos quitos, sin hacer nada, y anclados en una perpetua queja. El tiempo sigue pasando y esa motivación nunca llega…
¿Te has preguntado alguna vez qué puedes hacer tu al respecto? No esperes a que la motivación aparezca sola. ¡Busca tus propios motivos!